Tras finalizar un período turbulento en Hogwarts, marcado por la estricta y desmedida implementación de medidas por parte de Miccaela Viborika, la paz finalmente regresó al colegio con la restauración del orden bajo el liderazgo de la venerada profesora McGonagall.
Durante años, los pasillos resonaron con el eco de la hipnosis de Viborika, cegando a muchos estudiantes con un nuevo concepto de rectitud y obediencia. Sus medidas draconianas provocaron un clima de temor y desconfianza entre la comunidad estudiantil, alejándolos de los valores de libertad y camaradería que siempre habían caracterizado a Hogwarts. Sin embargo, a medida que las sombras de su régimen se disipaban lentamente, la esperanza comenzaba a florecer una vez más en el corazón del colegio.
Con la vuelta de McGonagall como directora, la estabilidad y la justicia regresaron a los salones y terrenos de Hogwarts. Su sabiduría y liderazgo inspiraron confianza en los estudiantes y profesores por igual, restaurando el espíritu de la escuela y reafirmando su compromiso con los valores fundamentales de la magia y la educación.
Ahora, con los alumnos de séptimo curso listos para graduarse, una sensación de alivio y renovación llenaba el aire. El futuro brillaba con promesas de paz y progreso.